Memorias de un Partero
Date
2016-07-15Metadata
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La vida de un ginecólogo es una vida infinitamente bella y gratificante. La Ginecología es una especialidad médica que nos acerca a Dios y que, muchas veces, nos hace tocar las puertas del cielo, con discreta autoridad. Sin embargo, nuestros yerros nos ponen en el bolsillo el pasaje para viajar en la barca de Caronte a las profundidades del infierno. Transitamos más que otros oficios entre el heroísmo y la villanía, pasamos en un santiamén de héroe a villano. La belleza de esta vida la hemos heredado de nuestros
ancestros, de aquellos y aquellas que desde los albores de la humanidad asisten a la gestante y ayudan a traer a sus hijos al mundo. Como esas personas que ayer se llamaron parteras y que hoy llevan el nombre de parteros, obstetras y tocólogos, nombres que en esencia son lo mismo. Personas que aspiran a ser semidioses y en medio de aciertos y errores. “Si enim-fallur, sum”(si yerro, existo), palabras de San Agustín. Nuestro oficio lo ejercemos en una delgada línea que apenas separa la vida de la muerte. Lo practicamos en la esencia misma del misterio, ahí donde sus complicaciones dinamitan, a veces, la columna de valor, lo que nos distingue de otras especialidades. Claro que nos distingue el valor per se notum quoad nos (evidente con respecto a nosotros).Valor que lo adquirimos decenas, cientos y miles de veces, en ese idilio nocturno, que brota en medio del silencio y de gritos, de esa platónica homilía con la muerte, en cada parto eutócico o distócico. Esta modesta obra ‘Memorias de un partero’ es un cronológico recuerdo de los días, meses y años ya desaparecidos, es un recuento de experiencias que cientos de veces se repiten en la vida de todo partero, obstetra, tocólogo o ginecólogo. Es un paseo, un vuelo rasante, sobre aquellos momentos cargados de tensión y anegados de adrenalina. Es un viaje hacia el tiempo vivido, a la recherche du temps. En busca del tiempo y de tantas epopeyas perdidas en la historia personal de cada partero. Por esto, en este resumen he tratado de reunir los casos comunes que todos los que se dedican a esta profesión han vivido en su tiempo, en su historia y que –sin duda alguna– seguirán viviendo los que siguen, porque la vida continúa. Asimismo, a través de esta crónica rindo homenaje a los viejos maestros en el antiquísimo arte del buen parir, tanto a aquellos que aún están sobre la Tierra como a quienes gozan en la gloria. Este compendio de experiencias reales es un relato ameno, sencillo, de horas y años entregados con dedicación, con honestidad, con responsabilidad y, sobre todo, con una incorruptible voluntad de servicio a la humanidad y de defensa de la vida. Voluntades expresadas públicamente y que nunca estuvieron exentas de insultos amenazas y peligros. Miguel Ángel, cuando lo premiaban por su ‘David’, dijo: “esta obra no es nada, comparada a la mejor escultura de la historia, una mujer dando a luz, y al mejor lienzo, un nacimiento. En esas esculturas y en ese lienzo, ahí estamos nosotros, desde los orígenes hasta el fin de la humanidad.
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- Libros y manuales [64]